Yo sentĆ­ un extraƱo ardor en mi corazĆ³n

Yo sentĆ­ un extraƱo ardor en mi corazĆ³n

Maria Spilsbury: John Wesley Preaching in Ireland (1789)

ā€œPor tanto, no hay ninguna condenaciĆ³n para los que estĆ”n unidos a Cristo JesĆŗs. Porque la ley del EspĆ­ritu de vida en Cristo JesĆŗs me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.ā€ (Romanos 8.1-2)Ā 

El 24 de mayo, celebramos el DĆ­a Mundial del Metodismo, en memoria de lo que es considerado el momento fundacional del Movimiento Metodista, gracias a la famosa experiencia del CorazĆ³n Ardiente vivido por el Reverendo John Wesley en la capilla de la Unitas Fratrum (Iglesia Morava) de la calle Aldersgate en Londres, precisamente hace 281 aƱos atrĆ”s.

Reconocer a la experiencia espiritual (en el sentido del geist/espĆ­ritu de la filosofĆ­a idealista alemana) de una persona particular como el momento en que diera comienzo un movimiento socio-religioso de las caracterĆ­sticas del Metodismo, precisamente permite condensar en la figura de uno de sus lĆ­deres mĆ”s relevantes e intelectual-teĆ³logo de dicho movimiento, una espiritualidad y un sentipensar de Ć©poca, en la que el encuentro con Dios y el posterior caminar de fe, no se encontraba desvinculado del mundo y de la historia, sino que mĆ”s bien invitaba a una transformaciĆ³n integral que abarcaba todas las dimensiones de la vida humana (incluida nuestra vida en relaciĆ³n a la naturaleza entendida como creaciĆ³n divina), centrada en el amor a Dios y el amor al prĆ³jimo.

Recordemos a Wesley en el relato de su propia experiencia de transformaciĆ³n personal, en el encuentro con Dios vivido aquel dĆ­a:

ā€œEn la noche fui de muy mala gana a una sociedad de la calle de Aldersgate, donde alguien estaba dando lectura al prefacio de la EpĆ­stola a los Romanos de Lutero. Cerca de un cuarto para las nueve de la noche, mientras Ć©l describĆ­a el cambio que Dios obra en el corazĆ³n a travĆ©s de la fe en Cristo, yo sentĆ­ un extraƱo ardor en mi corazĆ³n. SentĆ­ que confiaba en Cristo, solo en Cristo para la salvaciĆ³n, y recibĆ­ una seguridad de que Ć©l me habĆ­a quitado todos mis pecados, aun los mĆ­os, y me habĆ­a librado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:2)ā€ (Obras de Wesley, Tomo XI, Diario, 24 de mayo de 1738)

Confiar en Cristo, solo en Cristo para la salvaciĆ³n (que nos retrotrae al Solus Christus de la Reforma Protestante) y tener la seguridad del perdĆ³n de los pecados por la mera gracia de Dios (la Sola Gratia, tambiĆ©n enfatizada por la Reforma) la cual era aceptada mediante la fe (Sola Fide), precisamente podĆ­a hacer ver que la liberaciĆ³n de la ley del pecado y de la muerte, constituĆ­a el salto hacia una nueva vida, trazada por la santidad y la justicia puesta al servicio de nuestro prĆ³jimo en el amor.

De esta manera, espiritualidad, pensamiento y Ć©tica, no quedaban escindidas entre sĆ­, sino que se proyectaban como una visiĆ³n holĆ­stica acerca de la religiĆ³n y la vida en comunidad, en la que el sentido de la santidad quedaba enmarcado en lo que Wesley llamara Scriptural Holiness (Santidad BĆ­blica), una forma de vida y de estar en el mundo, trazada por un profundo sentido de solidaridad y justicia tanto en lo personal como en lo social. Es asĆ­ que el mismo Wesley llegĆ³ a decir: ā€œQuiero reformar a la naciĆ³n, particularmente a la iglesia, y esparcir la santidad escritural sobre toda la tierraā€.

En este sentido, es fundamental traer a la memoria, el suelo social y cultural, el humus que permitiera la emergencia del Metodismo en la historia. Y es que el Metodismo desde sus orĆ­genes abrevĆ³ de una determinada tradiciĆ³n protestante, que estaba ciertamente presente en la matriz ideolĆ³gica de las asĆ­ llamadas dissident churches o iglesias disidentes de Gran BretaƱa, tradiciĆ³n que si bien tenĆ­a contactos con el protestantismo de la Europa continental, presentaba sus propias particularidades al haberse desarrollado en el contexto geogrĆ”fico y polĆ­tico de las Islas BritĆ”nicas: estamos hablando del puritanismo y de su impronta dejada a lo largo de la historia britĆ”nica a partir de las Guerras Civiles Inglesas (1642-1651), la instauraciĆ³n de la primera y Ćŗnica Commonwealth (o RepĆŗblica) de la naciĆ³n, y por Ćŗltimo, la consolidaciĆ³n del sistema polĆ­tico inglĆ©s moderno en el marco de la Bill of Rights (o DeclaraciĆ³n de Derechos) de 1689.

De allĆ­ la importancia que en la teologĆ­a del Movimiento Metodista tuviera la consideraciĆ³n de la religiĆ³n como una religiĆ³n social y la santidad bĆ­blica como santidad a la vez personal, comunitaria y social: para el Metodismo desde un principio la transformaciĆ³n de las instituciones econĆ³micas, polĆ­ticas y culturales formĆ³ parte constitutiva de su Ć©tica evangĆ©lica, partiendo siempre de un fuerte sentido de la justicia a favor de los/as mĆ”s necesitados/as y de los/as marginados/as en la sociedad inglesa del siglo XVIII.

La famosa frase dicha por Wesley ā€œI look upon all the world as my parishā€ (Yo considero al mundo entero como mi parroquia), refleja las caracterĆ­sticas centrales de un movimiento inicialmente religioso y social, que surgiera en el marco de los clubes universitarios de Oxford (los histĆ³ricos clubs estudiantiles) y que con el tiempo se transformarĆ­a en una society o sociedad religiosa de la Iglesia de Inglaterra, para despuĆ©s separarse y convertirse finalmente en una iglesia independiente, tanto en Estados Unidos de AmĆ©rica como en Gran BretaƱa. El teĆ³logo wesleyano Howard A. Snyder asĆ­ lo expone:

ā€œEl metodismo apareciĆ³ como un movimiento de renovaciĆ³n dentro de la Iglesia de Inglaterra, pero se extendiĆ³ pronto mĆ”s allĆ” del anglicanismo, en parte porque los primeros evangelizadores metodistas atrajeron a gente pobre y trabajadora que vivĆ­a al margen de la iglesia. Anglicanos de nombre, la mayorĆ­a de los primeros metodistas no conocieron de hecho ninguna otra iglesia o tradiciĆ³n que el propio metodismo.ā€

Es asĆ­ que el Metodismo como movimiento, tendrĆ­a desde su temprano surgimiento un enfoque teolĆ³gico, Ć©tico y pastoral que acercarĆ­a a sus primeros miembros a los sectores mĆ”s empobrecidos de la naciente sociedad industrial britĆ”nica, lo cual harĆ­a que su misiĆ³n no estuviera exenta de pensar las cuestiones macropolĆ­ticas y macroeconĆ³micas de su tiempo desde distintos lugares: ya sea que se refiriera a la organizaciĆ³n polĆ­tica de los Pueblos Originarios de las Trece Colonias (hoy Estados Unidos de AmĆ©rica), ya sea que se pensara en la vida comunitaria de las distintas etnias africanas diezmadas por los esclavistas o se tratara de abordar la problemĆ”tica socio-econĆ³mica de Gran BretaƱa para esa Ć©poca -sobre todo en lo referido a la pobreza y explotaciĆ³n en la que se encontraban inmersas las grandes masas de mineros, obreros de fĆ”bricas y campesinos, a partir del surgimiento de la etapa industrial del capitalismo- el Movimiento Metodista precisamente se construyĆ³ a partir de la fuerte urdimbre que se diera entre la naciente cuestiĆ³n social moderna y la vida de fe.

Hacer memoria precisamente sobre esto, sobre el vĆ­nculo indisociable entre espiritualidad, reflexiĆ³n y acciĆ³n Ć©tica dadas tanto en John Wesley como en el emergente Metodismo cual fenĆ³meno socio-religioso, permite repensarnos en el presente y tambiĆ©n abrir nuestra mirada hacia el futuro, donde la renovaciĆ³n de la vida en todos sus aspectos puede ser transformada por la gracia de Dios en Cristo: la experiencia de Wesley en Aldersgate fue una experiencia que abrevĆ³ de un pasado, de una historia y de una tradiciĆ³n, pero que no se quedĆ³ allĆ­, sino que se proyectĆ³ en el presente mediante la proclama del Evangelio y la lucha por la justicia, en el esperanza de que lo estatuido no tenĆ­a (ni aĆŗn tiene) la Ćŗltima palabra, sino mĆ”s bien que dicha palabra la posee el horizonte liberador del reino/reinado de Dios, donde se harĆ”n manifiestos ā€œun cielo nuevo y una nueva tierraā€ (Apocalipsis, 21.1). Al respecto el historiador britĆ”nico Arthur Skevington Wood escribiĆ³:

ā€œLos historiadores no han dudado en saludar a Juan Wesley como a uno de los primeros reformadores sociales de su siglo. Cuando la revista GentlemanĀ“s Magazine (La Revista del Caballero) informĆ³ de su muerte, alabĆ³ sus logros de haber hecho ā€œinfinito bien a las clases inferiores de su puebloā€. El panegĆ­rico fue sobre todo para explicar que ā€œpor el trabajo humano de Ć©l y el de su hermano Carlos, se habĆ­a introducido un sentido de decencia en la moral y la religiĆ³n de las clases mĆ”s bajas de la humanidad; el ignorante habĆ­a recibido instrucciĆ³n; el infeliz, alivio; y el abandonado, restituciĆ³nā€

Es por ello que en el DĆ­a Mundial del Metodismo, tambiĆ©n nosotros/as mismos/as somos convocados/as a experimentar la salvaciĆ³n que Dios nos da en Cristo y considerar -como John Wesley siglos atrĆ”s- al mundo entero como nuestra parroquia, para transformarlo a la luz del Evangelio y ā€œesparcir la santidad bĆ­blica sobre toda la tierraā€.

OraciĆ³n: Dios de la vida y de la gracia, en quien mediante tu Hijo JesĆŗs encontramos la salvaciĆ³n de la ley del pecado y de la muerte, revĆ©late en la historia y en nuestras vidas una vez mĆ”s con el fin de construir un mundo nuevo, a la luz de la resurrecciĆ³n y de tu reino que viene, para caminar en santidad y justicia junto a nuestros/as hermanos/as mĆ”s pequeƱos/as, asĆ­ como lo hiciera John Wesley en agradecimiento permanente a la nueva vida que nos das en Cristo y en el poder de tu EspĆ­ritu Santo para vivir en el amor. En el nombre de Jesucristo. AmĆ©n.

Luis G. VƔsquez

CapellĆ”n ā€“ Pastoral Universitaria UCEL

capellan@ucel.edu.ar

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