āPor tanto, no hay ninguna condenaciĆ³n para los que estĆ”n unidos a Cristo JesĆŗs. Porque la ley del EspĆritu de vida en Cristo JesĆŗs me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.ā (Romanos 8.1-2)Ā
El 24 de mayo, celebramos el DĆa Mundial del Metodismo, en memoria de lo que es considerado el momento fundacional del Movimiento Metodista, gracias a la famosa experiencia del CorazĆ³n Ardiente vivido por el Reverendo John Wesley en la capilla de la Unitas Fratrum (Iglesia Morava) de la calle Aldersgate en Londres, precisamente hace 281 aƱos atrĆ”s.
Reconocer a la experiencia espiritual (en el sentido del geist/espĆritu de la filosofĆa idealista alemana) de una persona particular como el momento en que diera comienzo un movimiento socio-religioso de las caracterĆsticas del Metodismo, precisamente permite condensar en la figura de uno de sus lĆderes mĆ”s relevantes e intelectual-teĆ³logo de dicho movimiento, una espiritualidad y un sentipensar de Ć©poca, en la que el encuentro con Dios y el posterior caminar de fe, no se encontraba desvinculado del mundo y de la historia, sino que mĆ”s bien invitaba a una transformaciĆ³n integral que abarcaba todas las dimensiones de la vida humana (incluida nuestra vida en relaciĆ³n a la naturaleza entendida como creaciĆ³n divina), centrada en el amor a Dios y el amor al prĆ³jimo.
Recordemos a Wesley en el relato de su propia experiencia de transformaciĆ³n personal, en el encuentro con Dios vivido aquel dĆa:
āEn la noche fui de muy mala gana a una sociedad de la calle de Aldersgate, donde alguien estaba dando lectura al prefacio de la EpĆstola a los Romanos de Lutero. Cerca de un cuarto para las nueve de la noche, mientras Ć©l describĆa el cambio que Dios obra en el corazĆ³n a travĆ©s de la fe en Cristo, yo sentĆ un extraƱo ardor en mi corazĆ³n. SentĆ que confiaba en Cristo, solo en Cristo para la salvaciĆ³n, y recibĆ una seguridad de que Ć©l me habĆa quitado todos mis pecados, aun los mĆos, y me habĆa librado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:2)ā (Obras de Wesley, Tomo XI, Diario, 24 de mayo de 1738)
Confiar en Cristo, solo en Cristo para la salvaciĆ³n (que nos retrotrae al Solus Christus de la Reforma Protestante) y tener la seguridad del perdĆ³n de los pecados por la mera gracia de Dios (la Sola Gratia, tambiĆ©n enfatizada por la Reforma) la cual era aceptada mediante la fe (Sola Fide), precisamente podĆa hacer ver que la liberaciĆ³n de la ley del pecado y de la muerte, constituĆa el salto hacia una nueva vida, trazada por la santidad y la justicia puesta al servicio de nuestro prĆ³jimo en el amor.
De esta manera, espiritualidad, pensamiento y Ć©tica, no quedaban escindidas entre sĆ, sino que se proyectaban como una visiĆ³n holĆstica acerca de la religiĆ³n y la vida en comunidad, en la que el sentido de la santidad quedaba enmarcado en lo que Wesley llamara Scriptural Holiness (Santidad BĆblica), una forma de vida y de estar en el mundo, trazada por un profundo sentido de solidaridad y justicia tanto en lo personal como en lo social. Es asĆ que el mismo Wesley llegĆ³ a decir: āQuiero reformar a la naciĆ³n, particularmente a la iglesia, y esparcir la santidad escritural sobre toda la tierraā.
En este sentido, es fundamental traer a la memoria, el suelo social y cultural, el humus que permitiera la emergencia del Metodismo en la historia. Y es que el Metodismo desde sus orĆgenes abrevĆ³ de una determinada tradiciĆ³n protestante, que estaba ciertamente presente en la matriz ideolĆ³gica de las asĆ llamadas dissident churches o iglesias disidentes de Gran BretaƱa, tradiciĆ³n que si bien tenĆa contactos con el protestantismo de la Europa continental, presentaba sus propias particularidades al haberse desarrollado en el contexto geogrĆ”fico y polĆtico de las Islas BritĆ”nicas: estamos hablando del puritanismo y de su impronta dejada a lo largo de la historia britĆ”nica a partir de las Guerras Civiles Inglesas (1642-1651), la instauraciĆ³n de la primera y Ćŗnica Commonwealth (o RepĆŗblica) de la naciĆ³n, y por Ćŗltimo, la consolidaciĆ³n del sistema polĆtico inglĆ©s moderno en el marco de la Bill of Rights (o DeclaraciĆ³n de Derechos) de 1689.
De allĆ la importancia que en la teologĆa del Movimiento Metodista tuviera la consideraciĆ³n de la religiĆ³n como una religiĆ³n social y la santidad bĆblica como santidad a la vez personal, comunitaria y social: para el Metodismo desde un principio la transformaciĆ³n de las instituciones econĆ³micas, polĆticas y culturales formĆ³ parte constitutiva de su Ć©tica evangĆ©lica, partiendo siempre de un fuerte sentido de la justicia a favor de los/as mĆ”s necesitados/as y de los/as marginados/as en la sociedad inglesa del siglo XVIII.
La famosa frase dicha por Wesley āI look upon all the world as my parishā (Yo considero al mundo entero como mi parroquia), refleja las caracterĆsticas centrales de un movimiento inicialmente religioso y social, que surgiera en el marco de los clubes universitarios de Oxford (los histĆ³ricos clubs estudiantiles) y que con el tiempo se transformarĆa en una society o sociedad religiosa de la Iglesia de Inglaterra, para despuĆ©s separarse y convertirse finalmente en una iglesia independiente, tanto en Estados Unidos de AmĆ©rica como en Gran BretaƱa. El teĆ³logo wesleyano Howard A. Snyder asĆ lo expone:
āEl metodismo apareciĆ³ como un movimiento de renovaciĆ³n dentro de la Iglesia de Inglaterra, pero se extendiĆ³ pronto mĆ”s allĆ” del anglicanismo, en parte porque los primeros evangelizadores metodistas atrajeron a gente pobre y trabajadora que vivĆa al margen de la iglesia. Anglicanos de nombre, la mayorĆa de los primeros metodistas no conocieron de hecho ninguna otra iglesia o tradiciĆ³n que el propio metodismo.ā
Es asĆ que el Metodismo como movimiento, tendrĆa desde su temprano surgimiento un enfoque teolĆ³gico, Ć©tico y pastoral que acercarĆa a sus primeros miembros a los sectores mĆ”s empobrecidos de la naciente sociedad industrial britĆ”nica, lo cual harĆa que su misiĆ³n no estuviera exenta de pensar las cuestiones macropolĆticas y macroeconĆ³micas de su tiempo desde distintos lugares: ya sea que se refiriera a la organizaciĆ³n polĆtica de los Pueblos Originarios de las Trece Colonias (hoy Estados Unidos de AmĆ©rica), ya sea que se pensara en la vida comunitaria de las distintas etnias africanas diezmadas por los esclavistas o se tratara de abordar la problemĆ”tica socio-econĆ³mica de Gran BretaƱa para esa Ć©poca -sobre todo en lo referido a la pobreza y explotaciĆ³n en la que se encontraban inmersas las grandes masas de mineros, obreros de fĆ”bricas y campesinos, a partir del surgimiento de la etapa industrial del capitalismo- el Movimiento Metodista precisamente se construyĆ³ a partir de la fuerte urdimbre que se diera entre la naciente cuestiĆ³n social moderna y la vida de fe.
Hacer memoria precisamente sobre esto, sobre el vĆnculo indisociable entre espiritualidad, reflexiĆ³n y acciĆ³n Ć©tica dadas tanto en John Wesley como en el emergente Metodismo cual fenĆ³meno socio-religioso, permite repensarnos en el presente y tambiĆ©n abrir nuestra mirada hacia el futuro, donde la renovaciĆ³n de la vida en todos sus aspectos puede ser transformada por la gracia de Dios en Cristo: la experiencia de Wesley en Aldersgate fue una experiencia que abrevĆ³ de un pasado, de una historia y de una tradiciĆ³n, pero que no se quedĆ³ allĆ, sino que se proyectĆ³ en el presente mediante la proclama del Evangelio y la lucha por la justicia, en el esperanza de que lo estatuido no tenĆa (ni aĆŗn tiene) la Ćŗltima palabra, sino mĆ”s bien que dicha palabra la posee el horizonte liberador del reino/reinado de Dios, donde se harĆ”n manifiestos āun cielo nuevo y una nueva tierraā (Apocalipsis, 21.1). Al respecto el historiador britĆ”nico Arthur Skevington Wood escribiĆ³:
āLos historiadores no han dudado en saludar a Juan Wesley como a uno de los primeros reformadores sociales de su siglo. Cuando la revista GentlemanĀ“s Magazine (La Revista del Caballero) informĆ³ de su muerte, alabĆ³ sus logros de haber hecho āinfinito bien a las clases inferiores de su puebloā. El panegĆrico fue sobre todo para explicar que āpor el trabajo humano de Ć©l y el de su hermano Carlos, se habĆa introducido un sentido de decencia en la moral y la religiĆ³n de las clases mĆ”s bajas de la humanidad; el ignorante habĆa recibido instrucciĆ³n; el infeliz, alivio; y el abandonado, restituciĆ³nā
Es por ello que en el DĆa Mundial del Metodismo, tambiĆ©n nosotros/as mismos/as somos convocados/as a experimentar la salvaciĆ³n que Dios nos da en Cristo y considerar -como John Wesley siglos atrĆ”s- al mundo entero como nuestra parroquia, para transformarlo a la luz del Evangelio y āesparcir la santidad bĆblica sobre toda la tierraā.
OraciĆ³n: Dios de la vida y de la gracia, en quien mediante tu Hijo JesĆŗs encontramos la salvaciĆ³n de la ley del pecado y de la muerte, revĆ©late en la historia y en nuestras vidas una vez mĆ”s con el fin de construir un mundo nuevo, a la luz de la resurrecciĆ³n y de tu reino que viene, para caminar en santidad y justicia junto a nuestros/as hermanos/as mĆ”s pequeƱos/as, asĆ como lo hiciera John Wesley en agradecimiento permanente a la nueva vida que nos das en Cristo y en el poder de tu EspĆritu Santo para vivir en el amor. En el nombre de Jesucristo. AmĆ©n.
Luis G. VƔsquez
CapellĆ”n ā Pastoral Universitaria UCEL
capellan@ucel.edu.ar