āApareciĆ³ en el cielo una seƱal maravillosa: una mujer revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y gritaba por los dolores y angustias del partoā.
Apocalipsis 12:1-2
El capĆtulo doce del Apocalipsis presenta una narrativa de profundo dramatismo, una lucha desigual entre una mujer embarazada y un terrible dragĆ³n hambriento. Es el relato de una mujer acosada por las fuerzas de maldad con furia extrema. ĀæNavidad como un tiempo de amenaza, peligro y lucha? En los evangelios el infanticidio es presentado bajo Herodes a dos aƱos del nacimiento. AquĆ, en el Apocalipsis, el dragĆ³n se presenta antes del nacimiento del niƱo anhelado. SĆ, definitivamente es un texto inusual para la Navidad, pero al pastor Juan de Patmos le fue revelada esta imagen de JesĆŗs el Cristo āun nacimiento que encendiĆ³ la ira de los poderes polĆticos y religiosos de la Ć©pocaā para animar y fortalecer a las congregaciones que Ć©l pastoreaba.
Hemos de ser conscientes que en el fondo del mensaje de Juan hay una dimensiĆ³n polĆtica muy fuerte: nace un salvador, y no es el Emperador, el hijo de Zeus y Leto o Letona, sino JesĆŗs el Nazareno. Nace un Rey con autoridad sobre naciones y tronos y no lleva el nombre de NerĆ³n o Domiciano, feroces y crueles perseguidores de las iglesias.
AquĆ podemos ubicar la radicalidad de la Navidad apocalĆptica. El nacimiento del Salvador generĆ³ un tsunami de conflictividades y la represiĆ³n del poderĆo imperial. El nacimiento del Salvador trajo una profunda alegrĆa, pero tambiĆ©n lucha y un duro combate contra las fuerzas de maldad por fidelidad al reino de Dios y su justicia.
Muchas veces el proyecto de Dios ha estado en peligro. En este pasaje que exploramos del Apocalipsis y en el libro entero se describen dos grandes peligros: la hostilidad del imperio en contra de Jesucristo y sus discĆpulos, y la fe que empieza a flaquear por causa de esta hostilidad.
Desde esta dura realidad, Juan ārefugiado en la isla de Patmos y guiado por el EspĆritu Santoā manifiesta que Dios quiere un mundo libre de opresiĆ³n y deshumanizaciĆ³n. Y esto significa consuelo y esperanza para la comunidad que sufre y padece las opresiones y las injusticias del imperio.
El Apocalipsis surge, pues, en un contexto de crisis. Y se constituye como una parĆ”bola de la vida, porque lleva a los lectores y lectoras al centro de la problemĆ”tica humana y a la reflexiĆ³n sobre la opresiĆ³n y la libertad, para descubrir que Dios anhela un mundo libre de opresiĆ³n y de toda deshumanizaciĆ³n. El dragĆ³n sigue intentando destruir la comuniĆ³n y las comunidades, pero su poder no resulta lo suficientemente grande como para lograrlo, y la mujer y su hijo son protegidos y cuidados.
ĀæCĆ³mo resistir y reconstruir la esperanza de la comunidad ante la estrategia del terror?
La respuesta la vislumbramos en la intencionalidad del Apocalipsis, que busca rescatar a la comunidad de la persecuciĆ³n y la opresiĆ³n, proponiĆ©ndole un escenario en donde es llamada a resistir y a no perder la esperanza, reivindicando la certeza de que es posible existir de otro modo, ante el imperio opresor que parece tan grande y portentoso.
Unas preguntas, hermano y hermana, en esta navidad:
ĀæCĆ³mo formamos a los grupos y comunidades para la resistencia y la esperanza?
ĀæCĆ³mo educar para la liberaciĆ³n y para la reconciliaciĆ³n con las debilidades de nuestra condiciĆ³n humana y las urgentes necesidades de la casa comĆŗn?
Una desafiante posibilidad es la de promover espacios de encuentro, conversaciĆ³n crĆtica y comensalidad, que promuevan la resistencia frente a todos los dragones de nuestro tiempo. Que aprendamos y enseƱemos otros escenarios y otros mundos. Que con el Dios de la Navidad engendremos comunidades de discĆpulos y discĆpulas de Apocalipsis de la fe, la esperanza y el amor. Que alumbremos procesos superadores de la injusticia, apuntando a transformaciones posibles hacia un nuevo cielo y una nueva tierra.
āSiglos han pasado desde su venida,
cada Nochebuena le anuncia otra vez;
y en el corazĆ³n que sabe esperar,
de la vida el rumbo comienza a cambiar.
Ricos potentados son hoy sĆ³lo sombras,
sus glorias con ellos murieron al fin;
pero de JesĆŗs el reino de Paz
por todos los tiempos prevalecerĆ”ā.
Don Federico Pagura
Ā”AnĆmense! Ā”Vamos! Ā”Vale la pena! Ā”SĆ, vale la pena seguir siendo fieles al testimonio de Jesucristo!
Abrazo fraterno y sororal.
Pastor AmƩrico Jara Reyes
Obispo