[ā¦] El 31 de octubre de 1517 presumiblemente MartĆn Lutero clavĆ³ sus 95 tesis en las puertas de la iglesia de Wittenberg. Las 95 tesis marcan el inicio de la Reforma Protestante, un acontecimiento que supuso una transformaciĆ³n profunda de la sociedad, la cultura, la polĆtica, la economĆa y el cristianismo europeos y dio lugar a un cambio de paradigma eclesial y civilizatorio. En un sentido histĆ³rico se puede afirmar que el metodismo ā mediado por la Iglesia Anglicana, donde nace como movimiento- es heredero histĆ³rico de la Reforma y de sus principales reivindicaciones. Mas allĆ” de las diferentes lecturas posibles que se pueden hacer de la Reforma, el aporte teolĆ³gico y su correspondiente experiencia es clave. En ese sentido, la Reforma al romper con el sistema eclesial totalizador y autoritario vigente en el s.XVI, estableciĆ³ propuestas teolĆ³gicas que se presentaron en sus comienzos como una alternativa al mismo, a saber: Solo Jesucristo: la Ćŗnica mediaciĆ³n para la salvaciĆ³n divina, solo la Escritura: como norma principal de autoridad, solo la Gracia y la fe: por la fe somos salvos y no por obras, solo a Dios la gloria y el sacerdocio universal de los creyentes.
El metodismo le debe a la Reforma āa travĆ©s de la sĆntesis teolĆ³gica llamada āvĆa mediaā del Anglicanismo- el marco general de sus principios, considerados por Wesley como centrales, cuya ausencia harĆa peligrar al verdadero cristianismo.
Si afirmamos que la herencia fundamental de Lutero es la radicalidad de la gracia, como fundamento de la vida y de la fe, Wesley es un heredero de este. Albert Outler, en su clĆ”sica obra sobre la teologĆa de Wesley, observaba que āPara Wesley, la iniciativa del EspĆritu es la esencia dinĆ”mica de toda la graciaā, y aƱos mĆ”s tarde en su monumental ediciĆ³n de los Sermones de Wesley, afirma contundentemente:
āel corazĆ³n del evangelio de Wesley fue siempre un sentido muy vivo de la gracia obrando a todo nivel en la creaciĆ³n y en la historia, en las personas y en las comunidadesā¦ La āsustancia catĆ³licaā de la teologĆa de Wesley (que incluye lo protestante y lo catĆ³lico, lo occidental y lo oriental) es el tema de la participaciĆ³n ā la idea de que toda vida es gracia y toda gracia es la mediaciĆ³n de Cristo por el EspĆritu Santoā (Sermons I,A.Press, Nashville, 1984, pĆ”gs. 98-99)
Y Theodore Runyon en su obra mĆ”s representativa y actualizada de la teologĆa wesleyana, felizmente editada y traducida al espaƱol, La Nueva CreaciĆ³n, la TeologĆa de Juan Wesley para hoy (Ab. Press, Nashville, 2006) reafirma esta misma conclusiĆ³n: āLa clave para todas las doctrinas soteriolĆ³gicas de Wesley es su comprensiĆ³n de la gracia de Diosā (p.16)
Lutero y Wesley son dos personalidades de tiempos y lugares diferentes, y con roles diferentes en la historia de la Iglesia Cristiana. Pero ambos son, a su modo y en su tiempo, y a travĆ©s de su influencia, exponentes de la teologĆa de la gracia. Lutero buscaba, por todos los caminos, la paz con Dios, obsesionado por la condiciĆ³n pecadora del ser humano; Wesley buscaba, por todos los mĆ©todos de la espiritualidad heredada, la santidad de vida, interior y exterior. Ambos encontraron la respuesta y la fuente de su pensamiento y acciĆ³n en la teologĆa de la gracia. Curiosamente, ambos lĆderes comienzan su bĆŗsqueda espiritual en una Universidad: Lutero en Wittenberg y Wesley en Oxford.
Esta relaciĆ³n no solo fue teolĆ³gica sino tambiĆ©n existencial. SegĆŗn la tradiciĆ³n metodista, y en base al testimonio de Wesley en su Diario, una fecha clave para Wesley fue el 24 de mayo de 1738:
āDe noche fui de mala gana a (la reuniĆ³n de) una sociedad en Aldersgate Street, donde uno leĆa el prefacio de Lutero a la EpĆstola a los Romanos. A eso de las nueve menos cuarto, mientras describĆa el cambio que Dios obra en el corazĆ³n por la fe en Cristo, sentĆ arder extraƱamente mi corazĆ³n. SentĆ que confiaba en Cristo, Cristo solo, para la salvaciĆ³n; y se me dio la seguridad de que Ćl habĆa quitado mis pecados, aun los mĆos, y me salvĆ³ de la ley del pecado y de la muerteā.
El Comentario de Lutero, escrito 200 aƱos antes, es uno de los instrumentos para responder a la bĆŗsqueda de Juan Wesley. Tanto Lutero, como Wesley, encuentran la respuesta a su bĆŗsqueda en las Escrituras y su confirmaciĆ³n en la experiencia personal.
Wesley aclamĆ³ a Lutero como āglorioso campeĆ³n del SeƱor de los EjĆ©rcitosā, tambiĆ©n escribiĆ³ sobre el con esta pregunta elogiosa: āĀæQuiĆ©n ha escrito mejor que Lutero sobre la justificaciĆ³n por la fe sola? ā . Sin embargo, Wesley recibiĆ³ la herencia de Lutero mediada por el anglicanismo y por los luteranos moravos, con quienes Wesley tuvo un romance corto de un aƱo y medio y luego rompiĆ³ irreconciliablemente.
En su tratado āA un protestanteā (tomo VII, OBRAS DE WESLEY), remarca los grandes logros del movimiento reformador afirmando:
āBien hicieron quienes nos precedieron en la fe en protestar contra todo esto, razĆ³n por la cual les llamaron Ā«protestantesĀ». Protestaron pĆŗblicamente contra todos los errores de la Iglesia de Roma, pero particularmente contra estos tres: anular el valor de la fe cristiana al sostener que el ser humano puede ganar el cielo mediante sus obras; sustituir el amor a Dios por la idolatrĆa, y el amor al prĆ³jimo por la persecuciĆ³n.ā (p.275)
Luego Juan Wesley se alejĆ³ de Lutero y Calvino en algunos temas, ya que enfatizaron la soberanĆa de Dios en detrimento de la voluntad humana. Calvino habla del āhombre corrupto totalmenteā y Lutero, a su vez, se refiere al āservo arbitrioā (voluntad esclava), segĆŗn la cual ā..tras la caĆda, el hombre no puede querer un Ć”pice de lo buenoā. Este Ć©nfasis, con el tiempo, se fue polarizando, dando lugar a doctrinas como la de la āpredestinaciĆ³nā -en el caso del calvinismo- y el del āquietismoā, en el caso de los moravos luteranos, que Wesley cuestionĆ³ desde su arminianismo y su Ć©nfasis en la santificaciĆ³n en la gracia, respectivamente.
Sin embargo, Wesley es inevitablemente heredero y representante de la Reforma. Su identidad es inconfundiblemente protestante, como se puede ver en los textos anteriormente citados y en su āCarta a un CatĆ³lico-Romanoā, pero sobre todo en sus anĆ”lisis crĆtico de los catecismos catĆ³lico-romanos de su Ć©poca (ver āCarta a un catĆ³lico romanoā, āUn catecismo catĆ³lico romano tomado de sus textos autorizadosā¦ā, āUna visiĆ³n desapasionada del, catolicismo romanoā, Obras de Wesley, T.VIII, pp. 169-179; 181-243; 245-274).
En tiempos actuales donde el falso dios mercado todo pretende comprar y vender, es clave rescatar esa identidad centrada en la Gracia de Dios. Afirmamos la justificaciĆ³n por la gracia para la experiencia personal y comunitaria de la fe y para las otras dimensiones de la vida. Una relectura latinoamericana excepcional sobre la justificaciĆ³n por la fe desde la Gracia, la ha hecho la biblista metodista mexicana Elsa Tamez, donde reinterpreta el principio protestante, desde esta doctrina. AsĆ la gracia de Dios actĆŗa contra condena, fruto del pecado humano, sea esta religiosa, polĆtica, econĆ³mica, social y ecolĆ³gica.
Para terminar mejor con poesĆa, comparto porciĆ³n del himno ĀæDĆ³nde mi alma renacer podrĆa? Letra: Charles Wesley (1738). (Himno originalmente escrito el 23 de mayo 1738 en base a su conversiĆ³n reciente. Fue entonado el dĆa siguiente, 24 de mayo, por Juan Wesley y sus amigos, celebrando su profunda experiencia espiritual en la calle Aldersgate)
āExcluidos de este mundo, hoy a ustedes los convoco:
prostitutas explotadas, cobradores y ladrones.
Ćl a todos con sus brazos, en amor unir pretende,
sĆ³lo a pobres y extraviados su perdĆ³n y gracia extiende:
ya que Ā«justosĀ» le rechazan y su amor no necesitan
El a todos los perdidos, con pasiĆ³n busca y visita.
Vengan todos mis hermanos, los que sienten culpa y pena,
los que gimen bajo el peso del pecado y la condena;
que hay lugar para el que sufre, en su corazĆ³n sangrante,
y hay en su costado herido, sitio para el alma errante.
Ćl les llama hoy y ahora, hay abrigo y hay lugar,
vengan todos mis hermanos, de regreso ya al hogar.ā
Ā
Mag. Pablo Oviedo
Pastor de la Iglesia EvangƩlica Metodista Argentina (IEMA)
Escrito para el Centro Metodista de Estudios Wesleyanos (CMEW)